En una delirante, hilarante y sarcástica escena de la película de los hermanos Marx, “Una noche en la ópera”, Groucho pide a un camarero una ristra de platos de comida. A cada plato del supermenú, reacciona Chico con “Y también dos huevos duros”, mientras suena la bocina de Harpo, y Groucho apostilla: “en lugar de dos, pon tres”.
Con el paso del tiempo, esta expresión “marxista”, “también dos huevos duros”, indica que una petición o una promesa o una oferta o una propuesta son ilusorias, desproporcionadas, engañosas, falsas, mentirosas, imposibles,… i.e. un brindis al sol.
He traído a colación esta escena cinematográfica porque le viene como anillo al dedo al Dr. Cum Fraude, Pedro Sánchez , que algunos tildan de “Pedrocho” o “Pinocho”, y que, como la Santísima Trinidad, personifica a los tres hermanos Marx en uno, su “Sanchidad”.
En efecto, desde hace meses y con la vista puesta en las sucesivas elecciones, se ha dedicado a prometer el oro y el moro. Y, una vez verbalizada una promesa, ha añadido “illico” nuevas promesas, nuevos “huevos duros”. Vayamos al grano.
Los “dos huevos duros” de la precampaña y la campaña del 28M
En la precampaña y la campaña del 28M, el Presidente yonqui del poder, alias “Pues Eso”, dueño de la bolsa del Estado y del BOE, no dudó en prometer, a grifo abierto, todo aquello que los votantes, principalmente jóvenes, querían oír. Un día, 50.000 pisos de la Sareb, incrementados, al día siguiente, en 43.000 viviendas más; en 20.000, un día después,…; y así, hasta llegar a las 180.000 soluciones habitacionales. Otro día prometió a los jóvenes el bono “interrail” europeo y nacional.
Y, en días sucesivos y también para los jóvenes, nuevos huevos duros: un bono cultural, avales hipotecarios y créditos ICO, más dinero para becas y para la formación profesional. Otro día, más huevos duros: ayudas para la agricultura, para la ganadería y para la España vaciada y vacía.
Otro día, les tocó una pequeña pedrea a los jubilados: ir al cine por 2 €; dulcificar el copago de los medicamentos de los pensionistas. Y, así, un larguísimo etcétera. No hubo día sin promesas, sin sus “dos huevos duros”. Fue tal el ritmo vertiginoso de verbalización de las mismas que Peridis, en una de sus viñetas, hace decir a Núñez Feijóo: “ No te pases, Pedro, deja algo para las generales”.
Y, por supuesto, todo esto y mucho más gastando lo que no tenemos, financiado con deuda pública, que se ha incrementado ya en 303.000 millones de euros, en los últimos 4 años del generoso despilfarrador P. Sánchez. Esta deuda es la pesada hipoteca que tendrán que pagar, sin comerlo ni beberlo, las futuras generaciones, por la mala gestión y/o el despilfarro y/o el latrocino de los recursos públicos por parte de la casta política, de alta cuna o de baja cama.
A pesar de tanta dádiva virtual, sus “queridos niños” —así denomina David Trueba* a los votantes, en un ilustrativo y revelador relato donde narra lo que se cuece entre bastidores de las campañas electorales— no mordieron estos anzuelos, no cayeron en la trampa y le dieron una lección de jarabe democrático a este engreído y narcisista tahúr del Mississipi, Pedro Sánchez, que tuvo que morder el polvo de un batacazo en toda regla y sin paliativos el 28M.
Los “dos huevos duros” de la precampaña y la campaña del 23J
A las pocas horas de conocido el fracaso en toda regla de Pedro Sánchez y de los partidos de izquierdas, en las elecciones municipales y autonómicas del 28M, el “okupa” de la Moncloa, el Dr. Cum Fraude, adelantó las elecciones generales, previstas para fin de año, al 23J. Este adelanto electoral fue la señal de salida de una nueva precampaña electoral para hacerse, como hubiera dicho Miguel Delibes, con “el disputado voto del Sr. Cayo”, el próximo 23J.
Desde el momento de la convocatoria de estas elecciones (30 de mayo) y hasta el inicio de la campaña oficial (el 7 de julio), que es cuando escribo este texto, el mentiroso compulsivo de la Moncloa se ha dedicado fundamentalmente a comportarse cual pavo real en los medios de comunicación. Pero, con el fin de preparar el terreno mediático, el mismo día de la convocatoria para el 23J, regó generosamente con una lluvia de 440 millones de euros a los medios de comunicación “apesebrados”.
Hecho esto, a lo largo de la precampaña para el 23J, por un lado, se ha hecho invitar a los programas de radio y TV, con más audiencia y en “prime time”, para mostrar su narcisista plumaje de pavo real y para aplicar concienzudamente el consejo de Joseph Goebbels: «Miente, miente, miente que algo quedará, cuanto más grande sea una mentira más gente la creerá».
Y, por el otro, se ha dedicado a entrevistar a sus ministros, en “petit comité” (Pedro Sánchez no soporta el algodón de la calle, que lo abuchea cada vez que aparece en público), para seguir mintiendo, esta vez, a cuatro manos. Con esta sobreexposición mediática persiguió ocupar, en exclusividad, el espacio en los medios de comunicación para estar, como hubiera dicho la Mazagatos, en el candelabro, repitiendo las mentiras de rigor e impidiendo que los otros candidatos también puedan aparecer.
Según la mayoría de las encuestas, el interfecto sabe que tiene muchas papeletas para ir a engrosar las listas del paro. Por eso, no es descabellado pensar que, en la campaña electoral para el 23J, que comienza hoy (del 7 al 21 de julio), el Dr. Cum Fraude pondrá toda la carne en el asador y utilizará cualquier artimaña para no ser desalojado de la Moncloa. De ahí que haya que esperar una nueva oleada de promesas y muchos conejos saliendo de la chistera, así como una cascada de mentiras para confundir y engatusar al electorado y poder cantar victoria el 23J.
Moraleja
El comportamiento de Pedro Sánchez es el de muchos o mejor dicho el de todos los políticos profesionales, que son alumnos aventajados de Tierno Galván, para el que “las promesas electorales se hacen para no ser cumplidas”. En efecto, el político profesional promete, en campaña, lo que tenía que haber hecho en la legislatura que acaba; o hace promesas, sabiendo que no van a cumplir con su palabra.
Por otro lado, Pedro Sánchez —ahí están las hemerotecas— ha mentido y miente como un bellaco o incumple lo prometido o hace lo contrario de lo prometido o, como dice él eufemísticamente, “ha cambiado de opinión”. Por eso, ha perdido toda credibilidad entre los votantes.
Y, como dijo Aristóteles, “la recompensa del mentiroso es no ser creído aun cuando diga la verdad”. La diarrea verbal de Pedro Sánchez es ilustrada de esta cita de Alexander Pope: “el que dice una mentira no sabe qué tarea ha asumido, porque estará obligado a inventar veinte más para sostener la certeza de la primera”. Como diría el fulero de la Moncloa, “Pues eso”. ¡A mentir tocan!
Los votantes tuvieron memoria y criterio, y no se dejaron engañar el 28M. Parece lógico y razonable que, casi dos meses después, el 23J, no hayan sufrido una amnesia y descabalguen del poder, con la honda del voto, al Dr. Cum Fraude.
De no hacerlo, habría que recordar a los votantes esa cita de George Orwell, que reza así: “Un pueblo que elige corruptos, impostores, mentirosos, ladrones y traidores no es víctima, es cómplice”.
Manuel I. Cabezas González (ÑTV España)