La Ministra Ione Belarra lo ha confirmado con su “Ley de protección de los derechos y el bienestar de los animales”. Las ratas son seres vivos y tienen sus derechos. Roer una parte de España ya no será delito. Roer una parte de España es democracia y libertad.
Claro que para mí eso no es ninguna novedad, entre otras cosas porque Dios me concedió un “Don” especial: oler una rata a 100 km de distancia. Y las conozco mejor que a muchos de mis amigos.
¡Ojo! y a los ratones, ratoncitos, ratoncitas o ratoncites más.
Solo hay que contemplar el mapa de España tal como lo “vio” un genio llamado F. Barredo para ilustrar primero un artículo que publiqué en “El Imparcial” cuando todo el mundo aplaudía el “café para todos” y luego en mi libro “Jaque a España” (y me gané el diploma de facha) , porque entonces algunos (entre ellos Gonzalo Fernández de la Mora, Torcuato Fernández Miranda, Cruz Martínez Esteruelas) ya vimos que las “Nacionalidades” y las “Autonomías” acabarían comiéndose hasta esta histórica Nación.
¿Y qué me dicen de ese Ministerio de la igualdad que cobija a doña Irene y sus “crías”?
¡Naturalmente hay quién justifique a las ratas, porque las ratas –defienden—tienen sus Derechos! ¡Lo mismo que las personas! Una vivienda, los okupas, una nómina (los liberados), una ayudita (las subvenciones), un Partido (“Podemos), un cerebro (Iglesias), un golfo (Monedero) y, claro está, un Jefe (don Dios, el Dios que okupa la Moncloa).
Pues, si entre ratas anda el juego ya me dirán dónde puede acabar España… ¡Ah, pero no, que ahí está don Alberto Núñez Feijóo, el gallego, para acabar con las ratas!
Julio Merino (ÑTV España)