El mismo día que sucedió y nos ofrecieron hasta la saciedad el ya “famosísimo beso” –que desde entonces han reproducido decenas de miles de veces—hiriendo la vista tras aguantarlo diez  días con sus noches–, escribí un artículo que titule “El parto de los montes” donde incluí esta frase: “Me ha movido a escribir este artículo el hecho,  absolutamente irrelevante,  el “beso de Rubiales” que no merecía ni siquiera fijarse en él,  y se ha convertido,  casi   en un drama nacional”. 

Mi conocimiento de la política,  me hacía temer que degenerara en lo que ya se ha convertido: en una forma de distraer al pueblo y hacerle olvidar las canalladas de Pedro Sánchez mientras él vende España a los separatistas,  catalanes y vascos. Mi olfato no me había engañado.

El artículo era un escrito sarcástico,  previendo su utilización por los servidores de la Sinagoga de Satanás con fines ajenos a la realidad del beso. Les faltó tiempo para darme la razón. Únicamente falta ya intentar recuperar la pena de muerte y poder aplicar el garrote vil al Presidente de la Real Federación del Futbol español, por agresión sexual a Jenni.

 No podemos dudar de que semejante ataque salvaje,  de hombre primitivo haya dejado a la futbolista anulada como mujer. Semejante bestialidad machista era  “inimaginable” en una Democracia. Me sumaré a quienes  pronto solicitarán pena de muerte para el agresor abusón. Yo ignoraba  quién era el Sr. Rubiales como persona, pues no le conozco de nada.

Sabía únicamente  que era director de la Real Federación de Fútbol y ahora me acabo de enterar de que es socialista y tiene una madre muy católica. Si me he metido en este berenjenal haz sido, sencillamente, porque el desarrollo del proceso confirma mis teorías sobre el funcionamiento de la sociedad moderna y democrática.

No cabe la menor duda de que el pueblo español -bajo la dirección de una clase intelectual tan conspicua-, tenía que reaccionar como lo ha hecho,  en modo cenutrio y tarugo. Ha conseguido mostrar  al mundo entero que somos una nación de idiotas.

Imposible  actuar de modo más estúpido, convirtiendo en un  “problema mundial” –hasta la ONU ha metido sus pezuñitas-,  la vulgaridad de un beso “heterosexual”, muchísimo menos escandaloso que “el morreo de dos políticos patanes” en el Parlamento español y que no provocó ningún revuelo,  aunque avergonzó a los hombres varoniles que aún quedan. Ni siquiera se tuvo en cuenta que semejante mariconada tuvo lugar en la “sagrada Sede” de la Democracia y fue un insulto nauseabundo al Pueblo decente.

Todo lo ocurrido en estos diez días posteriores al éxito de nuestras futbolistas se olvidará pronto – ¡por suerte!- y las próximas generaciones no tendrán ocasión de juzgar lo acontecido y no les avergonzará tener unos tales  retrasados mentales como ascendientes.

Sería desaprovechar la ocasión no comentar que todos los lectores tienen la posibilidad de analizar y comprobar cómo trabaja la bimilenaria “Sinagoga de Satanás”; pueden  “admirar  su arte” de jugar con sus leales servidores y de manipularlos  (en especial la llamada, “intelectualidad” que incluye periodistas, comunicadores, directores de cine, profesores, etc.). Con gusto, hubiese aprovechado la ocasión para dar clases sobre el tema siendo más joven.

Repito que desconozco la vida y milagros de Rubiales, ni me interesan mayormente ahora pero,  visto lo visto,  creo necesario hablar del tema y dejar algunas cosas claras: 

1º No tiene la menos importancia. El “ruido” creado es una pura manipulación de algo insustancial.

2º Ese beso tiene de “agresión sexual” lo mismo que “Gila” de Capitán General franquista.

3º Alguien  lo ha convertido en “noticia universal”, –partiendo  de una irresponsabilidad realizada “a plena luz” y ante las cámaras del mundo entero-, demostrando de por sí, la poca malicia del acto. Es un ¡fallo intrascendente!, manipulado al mil por ciento, y ajeno a todo hecho penal. Los políticos lo van a convertir en el “crimen del siglo”…

4º Si tuviéramos una clase dirigente inteligente  habrían echado tierra encima desde el primer momento. pero la inteligencia de los españoles se volatilizó hace  casi medio siglo.

5º Dada esa “volatilización”,  la Sinagoga  de Satanás continuará riéndose del pueblo español que  seguirá sin enterarse.

6º Pedro Sánchez (que es bobo pero “listillo”) seguirá “aprovechando el ruido”,  para moverse más libremente y seguir  traicionando más y  mejor a España.

7º El innumerable rebaño de “asesores” monclovitas seguirán engordando el caso y exprimiéndole todo el jugo utilizando al Pueblo, -más memo cada día-.

Después de todas estas observaciones  mi conclusión es muy simple: nuestra hermosa Lengua, su Diccionario y el Derecho nos enseñan que la agresión -para ser tal cosa-  tiene que ser esencialmente “violenta” pues -como la define con  precisión la Real Academia de la Lengua– “Es el acto de acometer a alguien para matarlo, herirlo o hacerle daño”.

 Me he fijado muy bien en las casi infinitas repeticiones de nuestras televisiones y no he visto en Rubiales la menor intención de matar, herir o hacer daño a Jenni Hermoso… Lo que me ha terminado de convencer de que estamos viviendo un “chiste malo”, al que ni el propio Gila conseguiría ponerle un poco de gracia.

En  resumen: los políticos, los tertulianos, los periodistas, los comunicadores, la FIFA, y todos cuantos se han enmierdado con el tema tienen inteligencia de mosquito.

Gil de la Pisa (ÑTV España)

Categorizado en:

Política,

Última Actualización: 13/06/2024

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