El nivel de formación de una buena parte de esa juventud, teóricamente la “más preparada del mundo mundial”, alcanza niveles tan lamentables que no es fácil determinar si hay que reírse o llorar como una magdalena, a tenor de algunas cosas que se escuchan por ahí.
Visto este penoso nivel, es muy fácil deducir y comprender la categoría humana e intelectual de esos personajes que llevan las riendas políticas de nuestra Nación, conduciéndola a la ruina más absoluta en todos los sentidos.
El otro día, un amigo me remitió un breve video de esos que se cuelgan en las redes, en el que preguntaban a tres estúpidas engreídas, muy probablemente universitarias ya que hoy cualquiera lo es, si sabían los nombres de las tres naves con las que Cristóbal Colón partió en su primer viaje, rumbo al Nuevo Mundo. Con ese desparpajo propio de la ignorancia más contumaz y atrevida, dibujando en su rostro una sonrisa de auténticas aleladas, cada una de ellas dio respuesta a la pregunta.
Para la primera, Colón, que se fue de crucero, viajó en tres barcos que, según ella, uno se llamaba “no sé qué”, el otro, “no sé cuánto”, y el tercero, “no sé quinto”. En una respuesta muy rigurosa desde el punto de vista histórico.
Pero si la primera dio semejante respuesta, la segunda, igual de estúpida que la anterior, respondió que Colón viajó en tres barcos: “el arca de Noé”, “el otro” y “el otro”, explicando, toda ufana, que en uno de ellos viajaba Cristóbal Colón, en el otro Noé y en el tercero las provisiones.
La tercera, todavía más estúpida y prepotente que las anteriores, con total seguridad, respondió que los nombres de las carabelas eran “tristeza”, “ira” y “alegría”. Semejante bulto sospechoso todavía tuvo el cuajo de añadir, con total seguridad, que a ella nunca le gustó la historia, que la suspendía siempre y que no le importaba “la gente de antes”. Toda una declaración de intenciones.
Pues mira por dónde, en el ambiente general que reina en nuestra amada España, cualquiera de estas tipas puede, en un abrir y cerrar de ojos, llegar a ministra con tan solo proponérselo. No hay más que ver lo que tenemos por ahí para comprenderlo.
Este es el nivel mental del que hace gala una buena parte de nuestra juventud, más preocupada en asistir al próximo “concierto”, pasear su mascota en un carrito de bebé, sentarse en una “terracita” para tomar una “cañita” y si es al pie de la “playita”, mucho mejor, o estar todo el día de Dios mandando estúpidos mensajes por medio del móvil a otros/otras tan imbéciles como ellos, ya que, nada del resto, les incumbe ni les preocupa.
Tarde o temprano, el escaso nivel de formación de nuestras juventudes, gracias a los sucesivos planes de estudios diseñados por los sociatas, nos pasarán factura, ya que, en un abrir y cerrar de ojos, han logrado alienar a toda esta gente, incapaz de determinar, siquiera, donde tienen la mano derecha, ni tampoco la izquierda.
Con este panorama tan desolador es muy fácil explicarse la situación en la que nos encontramos inmersos y en el futuro que nos espera, gobernados por gente como esta que carece absolutamente de valores y de conocimientos.
Eugenio Fernández Barallobre (ÑTV España)