Todos los medios de comunicación al uso -esto es, los amarillos, que en España son casi todos-, los tertulianos, los políticos de la oposición y los ciudadanos que presumen de enterados, han puesto el grito en las nubes -en el cielo no, que son laicos- por el hecho de que Mohamed VI no haya participado en la reunión de ministros marroquíes y españoles que se ha vendido por parte de La Moncloa como el no va más de la amistad, la cooperación, y todo eso tan bonito y que tanto complace a los papanatas de turno.
Todos lo han interpretado como un desaire a don Pedro Sánchez; como una patadita cariñosa del amo al esclavo, como un fracaso de la diplomacia española -caso de que la haya- y, en definitiva, como un menosprecio al Presidente del Gobierno de España.
Pero lo cierto es que Mohamed VI no ha hecho mas que colocar las cosas en su sitio. Mohamed VI es el Rey de Marruecos; esto es: el Jefe del Estado marroquí. Y Pedro Sánchez, por mucho que a su ego y su soberbia le parezca increíble, no es más que el Presidente del Gobierno de España.
Las relaciones de igual a igual serían las de Mohamed VI y Felipe VI, y en ellas no hay lugar para un segundón. Porque don Pedro Sánchez, pese a su egolatría, no es más que un segundón en el organigrama del Estado tal y como lo ve la diplomacia extranjera.
Aquí ya estamos acostumbrados a que Pedro Sánchez usurpe -con la mala educación consustancial con su soberbia y su engreimiento- el puesto del Jefe del Estado.
Lo hemos visto no hace mucho pasando por delante del monarca en la inauguración de -si no me equivoco- una línea de ferrocarril; lo vimos hace algo más en un desfile militar en el que hizo esperar al Rey.
Pero esos detalles, que aquí se le consienten por un lado -el suyo- por sumisión corderil, y por el otro -el de quienes no dependen de él para trincar pasta de los Presupuestos- por considerarlo como un síntoma más del autobombo del patán venido a mas, en las Cancillerías del resto del mundo no son tenidos en cuenta. Simplemente, le corresponde el trato de Presidente de Gobierno, el segundo puesto del Estado español.
Cierto que Mohamed VI sí ha recibido a otros Presidentes del Gobierno de España; pero eran Presidentes que no se inclinaban servilmente ante el monarca marroquí -o al menos lo disimulaban mejor- y, por tanto, en Marruecos se les trataba de otra forma.
Pero en Marruecos saben perfectamente que Pedro Sánchez es un tipo lleno de vanidad, pero sin sustancia; un saco de engreimiento y autocomplacencia, pero sin valor; una simple fachada, roída por el conocimiento de su falta de valía.
Y esto -la, para Perico el de los palotes, triste realidad- es así independientemente de las carantoñas que Mohamed VI le haya hecho en otras ocasiones, o de las amenazas que le haya dedicado, según intuye la prensa, por aquello del espionaje telefónico de hace unos meses.
Y la realidad es que Pedro Sánchez no es mas que un Presidente del Gobierno; frente a los Jefes de Estado, un segundón. Y además, en precario.
Rafael C, Estremera (ÑTV España)