La lucha por ganar la batalla del relato ha roto aguas y en este momento se están produciendo dos movimientos: uno en contra de los periodistas incómodos con el poder y otro en contra de la pretensión del gobierno por controlar la libertad de prensa.

Para esta segunda opción le sobran cómplices a Pedro Sánchez porque entre tanto informador sin estudios, famosillo sin pelo y nerviosas sin control y políticos que usan los presupuestos sin escrúpulos, la legión de defensores de la doctrina oficial es numerosa.

La pelea obscena protagonizada por Moncloa para comprar con dinero público una nueva televisión privada rehén de las consignas del sanchismo solo necesita la mayoría del accionariado de Prisa que hoy no tienen.  El equipo de militantes mediáticos a los que les importa nada su profesión está en situación de prevengan y el gobierno tiene contratados a jóvenes histéricos que se manifiestan siempre en favor del ejecutivo y en contra de otros colegas que incomodan con sus preguntas a los diputados.

En rigor hoy ya no podemos hablar globalmente del periodismo sino de periodistas e informadores, profesionales y aficionados, colaboradores y cuñaos.

Con este ambiente tan indigno para la profesión, la sociedad española convive con un riesgo serio porque la prensa ha dejado de ser el cuarto poder para convertirse en una casa de putas.

Se cobra por informar a la carta y se opina según la ley de Ferraz o la Moncloa. Desde que Iñaki Gabilondo recibió el mensaje de Rodríguez Zapatero el día que le entrevistó en Televisión y le dijo “Conviene que haya tensión”, la credibilidad de El País y la SER, cotiza más bajo que las acciones de los negocios de Abalos.

La situación es grave porque el problema no es la corrupción de los políticos sino la derrota del periodismo libre, independiente, arriesgado y democrático.

En Turquía, la policía de Erdogan, está deteniendo a periodistas que protestan por el encarcelamiento del candidato opositor y alcalde de Estambul, Ekrem Imamoglu. En España en este momento no tengo nada claro cuántos periodistas  de los que conozco, aunque sea de oídas, estarían de un lado o del otro.

Diego Armario

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Política,

Última Actualización: 26/03/2025

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