Resulta evidente que todo Gobierno corrupto para su correcto funcionamiento requiere de hombres dispuestos a servir fielmente y sin ningún tipo de escrúpulo a aquel que se halla en la cúpula del poder. Un buen ejemplo de este tipo de personajes de moral laxa es Fernando Grande-Marlaska, actual ministro del Interior del Gobierno socialcomunista.

Si bien la designación de Marlaska para formar parte del equipo ministerial de Pedro Sánchez fue inicialmente bien recibido por la opinión pública, debido al excelente trabajo que llevó a cabo en la lucha antiterrorista como magistrado de la Audiencia Nacional, pronto se vio que la política habría de pervertirlo de tal forma que, en menos que canta un gallo, abandonó todo vestigio de integridad para sumergirse en las cenagosas aguas de la abyección y la infamia.

Teniendo en cuenta que, desde su nombramiento en 2018 hasta el día de hoy, han sido numerosos los episodios protagonizados, con una absoluta falta de dignidad, por tan lamentable sujeto, no parece tarea particularmente compleja establecer un retrato fidedigno de la cloaca en que bajo su mandato se ha convertido el Ministerio del Interior. Así es que, como obras son amores, nada mejor que realizar un sucinto relato de algunas de las más relevantes tropelías llevadas a cabo por este hombrecito de finos modales, pésima conducta y mala conciencia.

1-Cese del coronel Diego Pérez de los Cobos.

Tras la celebración en Madrid de la manifestación feminista del 8-M de 20220, cuando las autoridades sanitarias ya tenían pleno conocimiento de que el coronavirus se estaba en expandiendo por todo el territorio español, la juez Carmen Rodríguez-Medel decidió abrir diligencias para esclarecer la posible comisión de un acto delictivo por parte del delegado del Gobierno en Madrid, José Manuel Franco, al permitir dicho evento.

Tras declarar la juez el secreto del sumario e inquietos por el rumbo de los acontecimientos, el Gobierno de P. Sánchez, por medio de Marlaska, pidió al coronel Pérez de los Cobos que le informarse de las investigaciones realizadas por la Policía Judicial bajo su mando. El coronel, a pesar de las numerosas presiones recibidas, se negó en rotundo a desvelar información alguna sobre el curso del proceso judicial, alegando que ello conllevaba la comisión de un delito que no estaba dispuesto a cometer bajo ningún concepto.

Como consecuencia de todo ello, Marlaska, en un acto de soberbia desmedida, decidió cesar a Pérez de los Cobos de su puesto de Jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Madrid, aduciendo que ello era debido a una pérdida de confianza, algo que vino a desmentir una nota interna firmada por la entonces directora general de la Guardia Civil y mano derecha del ministro del Interior, María Gámez, en  la que se señalaba que el motivo real del cese del coronel era “no informar del desarrollo de las investigaciones de la Guardia Civil en el marco operativo de la Policía Judicial, con fines de conocimiento”.

Tres años después del recurso interpuesto por el coronel, la sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo ha resuelto que el cese de Pérez de los Cobos fue “contrario a derecho”, debido a que dicha decisión supone “un ejercicio desviado de la potestad discrecional de cese, pues el motivo para acordarlo era ilegal y de haberse accedido a la solicitud de información, en contra del mandato judicial podría haber incurrido en un posible delito”, razón por la cual determina que el coronel Pérez de los Cobos debe ser restituido en su puesto y percibir todos los haberes no cobrados desde su cese.

De esta forma, con su auto el Tribunal Supremo ha puesto negro sobre blanco que la honorabilidad del coronel Pérez de los Cobos es directamente proporcional a la ruindad del ministro Marlaska.

2- María Gámez se ve obligada a dimitir como directora general de la Guardia Civil por los múltiples casos de corrupción que la salpican.

Bajo la dirección de María Gámez las sospechas de corrupción en el seno de la Guardia Civil no hacen otra cosa que extenderse como la peste, comprometiendo la buena imagen de la Benemérita. Así, la policía judicial está investigando la participación del Seprona de Santa Cruz de Tenerife en una trama de extorsión a agricultores y ganaderos tinerfeños, en la que estarían implicados empresarios del entorno del “Tito Berni”.

Asimismo, la Dirección General de la Guardia Civil se ha visto inmersa en la compra irregular de drones a la empresa Asesoramiento y Servicio de Drones S.L., también vinculada al “Tito Berni”, ya que en la Plataforma de Contratación del Sector Público no figuran las ofertas realizadas por otras tres empresas que participaron en el concurso adjudicatario, por lo cual todo parece indicar que dicha operación se realizó de manera absolutamente discrecional y sin atender a la correcta administración del dinero público.

Por último, para culminar este desaguisado de tintes mafiosos, María Gámez se ha visto obligada a dimitir como directora general de la Guardia Civil a causa de los turbios negocios de su marido, básicamente consistentes en el concesión irregular a la empresa de su propiedad Santana Motor de Linares de la jugosa cantidad de 36 millones de euros en ayudas públicas relacionadas con la trama de corrupción de los ERE de Andalucía.

A pesar de todo ello Marlaska, en el colmo del cinismo, en lugar de iniciar un proceso de depuración de responsabilidades, lo que ha hecho es ensalzar públicamente a María Gámez al declarar que ha sido la mejor directora que a lo largo de su historia ha tenido la Guardia Civil, lo cual es indicativo de que Marlaska confunde la Dirección General de la Guardia Civil con un “Patio de Monipodio”, donde Rinconetes y Cortadillos con tricornio campan a sus anchas.

3- Acercamiento de presos etarras a las cárceles del País Vasco y Navarra.

En 1989, con Felipe González en el poder, comenzó a implementarse una política de dispersión de presos etarras, cuyo objetivo era dificultar el control de los mismos por parte de un entramado abertzale que pretendía evitar deserciones en sus filas. Siguiendo al pie de la letra las exigencias impuestas por Arnaldo Otegi a cambio de los votos de Bildu, P. Sánchez, con la indecente ayuda de Marlaska, ha puesto punto final a esta política, mediante un plan que consta de tres fases diseñadas por los bilduetarras con el beneplácito de socialistas y comunistas.

La primera fase, consistente en el acercamiento a las cárceles del País Vasco y Navarra de los asesinos de ETA, acaba de culminarse, de tal forma que el Ministerio del Interior ha procedido en fechas recientes al traslado de los últimos etarras encarcelados fuera del País Vasco y Navarra, algo que ha sido recibido con gran alborozo por un Arnaldo Otegi que no dudó en manifestar la satisfacción que dicho acontecimiento le provocaba, mientras la Asociación de Víctimas del terrorismo se lamentaba de que “los asesinos van a estar en la calle y las víctimas llorando en nuestras casas”.

La segunda fase, consistente en la concesión de terceros grados penitenciarios a los etarras presos por parte de los Gobiernos nacional y vasco, ya está en marcha, por lo que no es raro el mes en el que, entre el estupor y la indignación, nos vemos obligados a contemplar como los terroristas excarcelados son homenajeados en las calles vascas.

Por último, la tercera fase, consistente en conceder la libertad condicional a todos los presos etarras, está punto de iniciarse, culminándose con este intercambio de presos por votos la ignominiosa rendición del Gobierno socialcomunista al independentismo vasco, con el consiguiente riesgo de descomposición de la nación española.

4- La Policía Nacional se ve obligada a estudiar ideología de género.

El Ministerio del Interior, siguiendo las directrices del Gobierno socialcomunista, ha establecido la necesidad de que la Policía Nacional se forme en ideología de género, para mejorar el cumplimiento de sus funciones en la lucha contra la delincuencia y el crimen organizado.

Para ello los policías nacionales se verán obligados a asistir a cursos de formación, donde se les impartirán lecciones magistrales sobre los 37 tipos de géneros y las 10 clases de orientaciones sexuales que algunas mentes libidinosas y calenturientas del Ministerio de Igualdad han determinado que existen.

Obviamente desde fuentes policiales se ha señalado que tal formación no tiene ningún sentido ya que la aplicación de la ley es igual para todos los ciudadanos, con independencia de su condición sexual. En cualquier caso, cuando en España estamos asistiendo desde hace algún tiempo a un notable incremento de los delitos graves y de la agresiones sexuales, parece un absoluto despropósito el que los policías deban convertirse en expertos en ideología de género, en lugar de dedicar sus esfuerzos a mejorar sus habilidades en la lucha contra la creciente inseguridad ciudadana.

En definitiva, visto lo visto, parece evidente que Marlaska hace tiempo que debería haber dimitido o, en su defecto, haber sido cesado, ya que, dadas las cualidades que lo adornan, su sitio no está de ninguna manera en el despacho principal del Ministerio del Interior, sino más bien en un garito abierto hasta el amanecer, preferiblemente ubicado en el bíblico valle del Jordán.

Rafael García Alonso (ÑTV España)

Categorizado en:

Política,

Última Actualización: 13/06/2024

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