Sabíamos cuantos no nos vacunamos, aguantando las presiones y los insultos de los mercenarios de la desinformación, que estos hipócritas de Satanás desplegaron una farsa covid cuyas consecuencias iban a sufrir millones de engañados; millones de personas estafadas a costa de su propia vida, pusieron en riesgo la salud bajo una presión sanitaria y totalitaria que ya apestaba desde sus orígenes a manipulación y crimen legalizado bajo pretexto pandémico.
Pasado el tiempo y ratificadas las malignas consecuencias de este experimento masivo de control dictatorial, los cínicos malparidos culpan a los damnificados de sus propias decisiones. En esta lotería del infierno, afortunadamente experimentaron también con el efecto placebo y algunos que pensaron recibir la vacunación sólo fueron inyectados con una inocua solución salina. Sin embargo, millones de personas en el mundo siquiera tuvieron la oportunidad de este cruel juego de ilusionismo.
En España, la inicua comunista ministra de Sanidad colocada a dedo por el perverso de La Moncloa, al igual que la otra estafadora del desempleo Yolanda Díaz, ha hecho unas vomitivas declaraciones eximiendo al gobierno de toda responsabilidad en las consecuencias derivadas de la vacunación forzosa a la que se vieron abocados millones de ciudadanos, aquejados después de dolencias crónicas por la vacunación practicada malignamente durante la falsa pandemia.
La excusa para desplegar semejante muestra de cinismo satánico, a la altura de las malignidades sanitarias propiciadas por las malditas vacunas, ha sido que cada persona vacunada firmó un consentimiento informado y procedió a inocularse el múltiple veneno por dosis con total voluntariedad.
Así las gastan estos criminales universales a los que el Juicio de Nuremberg les quedaría estrecho como la propia soga de la horca, metafórica, con que colgaron las vergüenzas de los criminales de guerra de entonces, como lo son los de ahora con apariencia de tiempos de paz. Miocarditis, cáncer galopante, muerte súbita, son la síntesis de esta masacre plandémica.
En EEUU después de reconocer el dilatado repunte de casos de SIDA por las vacunaciones, los expertos de la estafa sanitaria y farmacológica culpan al covid persistente de los efectos secundarios que han sido demostrados por la inoculación de las vacunas.
Y se les veía venir que estábamos en las garras mundiales de desalmados que después se saldrían por la tangente culpando al aborregado ciudadano, ajusticiado durante un experimento mortal de ingeniería social y sanitaria.
Lo cierto es que contemplando la Historia, la venganza del pueblo contra los malos gobernantes, no se explica que esta panda de mamarrachos y asesinos puedan seguir declarando sus infamias en libertad y como si nada hubiese pasado, cuando en otros tiempos habrían sido linchados en plaza pública.
Y lo paradójico es que los ajusticiados de entonces por la indignación del pueblo harto de malicias y miserias, fueron menos culpables que los actuales que siguen en sus poltronas, engañando a todo el mundo después de haber impulsado una tragedia universal que destrozará la vida no sólo de estas generaciones que lo sufrieron, sino también de las venideras.
No nos vacunamos porque en román paladino, identificamos a los hijoputas que forzaron las inoculaciones de veneno para luego lavarse las manos ante las masivas enfermedades crónicas y muertes que impulsaron de modo desalmado y psicopático.
En tanto, siguen gobernando esos hijos de Satanás que emponzoñaron la vida de millones de gentes confinadas ilegalmente, atacadas por la tragedia , el dolor y la muerte suministradas durante el periodo plandémico. Se creen a salvo desde sus miserables autosuficiencias pero lo pagarán revolviéndose en las tumbas.
Ningún mal germinado e impune en este latifundio de maldad y codicia terrenales queda sin recogida de siembra. Hijos de ratas.
ÑTV España