¿Cómo crees que me recordará la historia? le preguntó Pedro Sánchez a Maxim Huertas mientras le miraba con la frialdad de un sicario. La respuesta a esa pregunta se la está dando la calle, la prensa internacional, las cancillerías, las asociaciones de jueces, fiscales, abogados del Estado, organizaciones civiles y la ciudadanía organizada en torno a la Constitución.
Es cierto que no está solo. Le apoyan en sus acciones delictivas los obispos catalanes acostumbrados a la dictadura vaticana, que en el caso de que exista el cielo irán al infierno.
Están con él sus cargos públicos, que de algo tendrán que comer, aunque sea con indignidad. Los amantes del odio entre españoles del comunismo residual y los que se han convertido en cómplices de un dictador de libro que ha abolido la división de poderes en una España que está saliendo a la calle a defender la Constitución.
Pertenezco a una generación que luchó por la libertad. Quiero que a mis hijos y nietos no les gobierno jamás un prevaricador como el que hoy tenemos y espero que triunfe la valentía y la dignidad de un pueblo que conoció la dictadura de Franco
Como dijo Antonio Machado una de las dos España nos partirá el corazón y antes de que eso vuelva a suceder el nombre de Pedro Sánchez debería estar en el basurero de la historia. Nunca imaginé que cuarenta y ocho años después de la muerte de Franco tuviésemos que salir a la calle para defender a España de una nueva dictadura.
Me enamora el preámbulo de la Constitución de los Estados Unidos que proclama que la soberanía popular reside en el pueblo y no en sus gobernantes y dice asi:
«Nosotros, el pueblo, a fin de formar una Unión más perfecta, establecer la justicia, garantizar la tranquilidad nacional, tender a la defensa común, fomentar el bienestar general y asegurar los beneficios de la libertad para nosotros y para nuestra posterioridad, por la presente promulgamos y establecemos esta Constitución».
Nosotros, todos los españoles, somos el pueblo.
Diego Armario