Entre la espada y la pared, escojo la espada. Sin miedo a nada ni a nadie. Para traicionar a los votantes primero me tendría que traicionar a mí mismoVOX es solo un instrumento al servicio de España. Son frases que llevan el sello de Santiago Abascal y que hoy resuenan especialmente en mi cabeza.

Hace un rato, en las horas previas a la anunciada reunión del Comité Ejecutivo Nacional, sentía el nerviosismo de las grandes ocasiones. Parecido al del primer Vistalegre. Y al de las andaluzas de 2018. Aquello fue salir del cascarón y plantarnos en la arena política nacional con pleno derecho. Una alegría inmensa.

Pero el momento presente que vive España es mucho más dramático que entonces. Nos están invadiendo. El miedo a la inseguridad empieza a condicionar ya muchas cosas. Estamos en un momento crítico. Tal vez aún podamos salvarnos de la debacle total que ya se vive en muchas zonas de nuestros países vecinos.

Pero esto avanza rápido. Y pararlo ahora es clave. Así que mi nerviosismo de hoy no ha sido solo entusiasmo por el puñetazo en la mesa que VOX estaba a punto de dar, sino también ansiedad porque esto cambie las cosas.

Y sí. Mi sensación era que este paso va a ser el inicio del despegue de VOX. Esto va a ser un antes y un después. Hoy VOX ha hecho visible para todos los españoles que está aquí para luchar por nosotros y no por cargos o prebendas.

Por eso creo que acabará erigiéndose como la única oposición a Sánchez y que el PP irá perdiendo apoyos. Tenemos todos los medios en contra, pero la realidad de las calles ya no podrá seguir ocultándose mucho más tiempo.

He leído comentarios de gente que dice “ya era hora, esto tenía que haber sido mucho antes”. No estoy de acuerdo. Creo que había la obligación de formar gobiernos donde fuera posible, e intentar aplicar alguna de nuestras medidas. Y si no se cumplían los pactos, entonces la gente debía verlo con sus propios ojos.

Pues bien, la providencia ha querido que la gota que ha colmado el vaso haya sido el reparto de menas por regiones, a lo que sí se podían negar éstas, como ha hecho Cataluña. Feijoo, fiel a su querencia por el PSOE, ha obligado a sus barones a aceptar la cuota de menas (la mayoría de los cuáles son en realidad mayores de edad).

Pues bien, precisamente es la inseguridad creciente lo que más visibiliza el español de a pie, por sesgada que sea la información que recibe al respecto -información que oculta la nacionalidad de los delincuentes desde hace años, por cierto-.

Pero no se puede engañar a todos todo el tiempo y por eso creo que lo que ha ocurrido y en el momento en que ha ocurrido es lo mejor que podía pasar para que tantos españoles, engañados durante lustros, abran por fin los ojos y descubran a VOX por la vía de los hechos y no de las palabras.

Así que, cuando se produjo la declaración de Abascal certificando la ruptura, sentí el profundo orgullo de pertenecer a un partido que ha cumplido con la palabra dada a sus votantes, aun a costa de perder poder y representatividad, de forma inédita en España.

Y también me inundó la fundada esperanza de que nuestro país pueda salvarse aún de la quema que nos rodea. Como bien señaló Abascal con gesto adusto y solemne, esta ha sido una de las decisiones más importantes de la historia política de VOX. Sin duda.

Si Vistalegre y aquellas elecciones andaluzas supusieron el salto del anonimato al escenario político nacional, la renuncia a continuar en los cinco ejecutivos autonómicos con el PP supondrá el inicio del camino que conducirá a Santiago Abascal a la presidencia del gobierno de España. Con la ayuda de Dios.

Ana Isabel Garnelo (ÑTV España)

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Política,

Última Actualización: 13/07/2024

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