Parece que va cogiendo fuerza una suerte de leyenda urbana según la cual Pedro Sánchez es un político maquiavélicamente inteligente, ya que siempre consigue lo que se propone. Aducen los que defienden tal planteamiento que P. Sánchez se doctoró en economía, logró ser elegido secretario general del partido socialista sin el apoyo del aparato oficial y consiguió ser investido como presidente del Gobierno a pesar de haber perdido las elecciones.
Sin embargo, detrás de cada una de estas conquistas nos encontramos con una artimaña, una trampa o un engaño. Así, se doctoró con una tesis doctoral plagiada, fue secretario general del PSOE después de intentar manipular una votación del Comité Federal para la celebración de un Congreso extraordinario mediante la colocación de una urna tras una mampara y fue investido presidente en virtud de unos pactos espurios con el independentismo que corrompen el sistema democrático por no atenerse el contenido de los mismos a los compromisos adquiridos con la ciudadanía durante la campaña electoral.
Es decir, en cada uno de sus logros puede observarse con nitidez la huella de la manipulación y el fraude, razón por la cual se puede describir a P. Sánchez, sin intentar escandalizar a nadie, como un trilero de la política.
Ciertamente P. Sánchez se rige por esa máxima maquiavélica (que curiosamente Nicolás Maquiavelo nunca pronunció) según la cual “El fin justifica los medios”, pero lo hace de forma burda y en ocasiones también humillante y servil (como en el caso de los pactos con ERC y Junts, en los que concedió al independentismo catalán todo lo que éste le exigió sin contrapartida alguna, más allá de su investidura como presidente).
Por ello no definiría a P. Sánchez como un individuo particularmente inteligente, sino más bien como un político con una personalidad psicopática y, por ello, sumido en la amoralidad, la indecencia y la falta de escrúpulos, todo lo cual le coloca en una situación de ventaja competitiva que es necesario tener en cuenta a la hora de enfrentarse a él.
En cualquier caso, no va a ser ésta una legislatura fácil para la coalición socialcomunista, y ello por varias razones ninguna de ellas de menor importancia, algo que ya barruntan los ideológicamente zurdos al verse completamente desbordados ideológica y moralmente por mor de su incapacidad argumental para defender las nefandas políticas llevadas a cabo por P. Sánchez y su secta de acólitos.
Así, en primer lugar, los líderes independentistas, después de ver satisfechas todas sus exigencias, ya han advertido a P. Sánchez por activa y por pasiva que se mantendrán vigilantes para verificar el cumplimiento de todas y cada una de la cuestiones incluidas en los acuerdos suscritos, ya que de no ser así le retirarán su apoyo parlamentario.
Ello supone la promulgación de una serie de medidas que tan solo beneficiarán al independentismo vasco y catalán en detrimento del resto de los españoles, creándose así un clima irrespirable a nivel institucional, político y social.
A ello es necesario añadir que si bien es evidente que Sumar no entrará en confrontación con P. Sánchez por estar Yolanda Díaz y su troupe encantados con sus numerosas sinecuras, no ocurre lo mismo con una formación como Podemos venida a menos y dirigida por dos descerebradas como Ione Belarra e Irene Montero, ya que su marginación es tan evidente como sus ganas de revancha, por lo que no es descartable de ninguna manera que protagonicen una rebelión en el seno de la coalición socialcomunista que desestabilice al Gobierno.
A su vez, a la crisis política y constitucional que estamos padeciendo es necesario añadir la crisis económica en la que estamos inmersos y que se irá agravando con el tiempo, debido fundamentalmente a las políticas intervencionistas del Gobierno sanchista, las cuales se basan, por un lado, en un gasto público excesivo y en buena parte ineficiente por estar dedicado a sostener un sobredimensionado aparato político y a subsidiar redes clientelares de voto cautivo, y, por otro lado, en una presión fiscal confiscatoria para las clases medias y altas que dificulta la inversión empresarial y la llegada de capital extranjero, con el consiguiente perjuicio para la creación de empleo.
En consecuencia, es previsible un crecimiento de la tasa de paro y un incremento de la pobreza, lo cual, teniendo en cuenta que en ambos conceptos estamos a la cabeza de la Unión Europea, solo puede dar lugar a un aumento insostenible de la crispación social, la cual inevitablemente habrá de volverse más pronto que tarde contra el Gobierno.
Ante este escenario de caos absoluto ha llegado el momento de retratarse y hacer frente al “Golpe de Estado” que P. Sánchez está llevando a cabo con la falta de honestidad que le caracteriza y en medio de la más absoluta impunidad.
La sociedad civil que está a la derecha del muro que P. Sánchez ha levantado para enfrentar a media España con la otra media ya se ha puesto manos a la obra, protagonizando una auténtica rebelión civil frente a las políticas del psicópata monclovita, como se viene demostrando en las multitudinarias concentraciones convocadas tanto por el PP como por Vox en las que se pide sin contemplación alguna la dimisión de P. Sánchez y la convocatoria de nuevas elecciones.
Por el contrario, en el lado izquierdo del muro sanchista parece haber un desierto intelectual, teniendo en cuenta que una proporción nada despreciable de los que allí se encuentran si no son analfabetos funcionales al menos lo parecen, ya que no se puede entender de otra forma el hecho de que hayan aceptado acríticamente la mentira como eje argumental del discurso socialista.
Por su parte, el Poder Judicial ha denunciado mediante un comunicado oficial emitido por el Consejo General del Poder Judicial “los graves episodios de ataque al Estado de Derecho, a la separación de poderes y a la independencia judicial” llevados a cabo por parte de P. Sánchez, haciendo llegar sus quejas al comisario de Justicia de la Unión Europea, Didier Reynders.
Así, con esta iniciativa el máximo órgano de gobierno de los jueces ha apelado a las autoridades comunitarias para que se encarguen de velar por la normalidad democrática y la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley en el seno de la nación española, algo a lo que se han comprometido los principales líderes políticos del proyecto europeo, probablemente conscientes de la carencia absoluta de convicciones democráticas de P. Sánchez .
De esta forma, haciendo gala de una inquebrantable adhesión a su propio código deontológico, el Poder Judicial se ha erigido como uno de los principales bastiones contra el proyecto totalitario impulsado por el Gobierno socialcomunista con el psicópata monclovita a la cabeza.
Cabe esperar que, una vez sea aprobada la anticonstitucional ley de amnistía, tanto el rey Felipe VI, como las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado cumplan con sus obligaciones constitucionales, esto es, la defensa de la soberanía nacional, la integridad territorial de la nación española y el orden constitucional vigente, ya que todo ello es lo que está en juego en virtud de la aplicación de tan aberrante e indecente disparate jurídico.
De lo contrario solo cabría decir que por desgracia actualmente hay en España ciertos personajes que no tienen ni la estatura moral ni el valor ni la dignidad que por sus cargos se les presupone.
En definitiva, como ha señalado Isabel Díaz Ayuso -cada vez más en su papel de madrileña musa de los valores eternos, la modernidad ilustrada y la democracia liberal- frente a la maquiavélica maquinaria sanchista solo cabe la estrategia del “golpe por golpe”, lo cual tan solo “significa que cada atropello debe tener una respuesta.
No es tan difícil de entender”.
Rafael García Alonso (ÑTV España)