Lo de Castilla y León ha sido la triste constatación de una realidad, que los populares llevan años, décadas, asumiendo completamente muchos de los postulados progresistas en temas claves e irrenunciables. Recientemente un diputado del PP en Almería habló del aborto como un crimen y enseguida su partido le llamó a filas, le obligó a retractarse e incluso para más humillación, tuvo que pedir perdón. ¿Perdón por decir la verdad? ¿Perdón porque no se ofendan los que consideran el aborto un derecho?
Y lo peor de todo que el PP sigue primero en intención de voto, porque a la mayoría de españoles les importa más la economía que la moral. Por eso, como decía acertadamente Joseph de Maistre, el pueblo tiene los gobernantes que se merece. No es que haya unos políticos pérfidos y un pueblo con principios.
En democracia vale igual el voto de un criminal, que el de una persona honrada. Las personas con principios han quedado reducidas a la minoría. El proceso de ingeniería social y revolución anticristiana ha sido muy eficaz en España, que quizá no tenía tan sólidos los principios en vista de la poca resistencia que ha habido.
Con la loable intención de reducir el crimen del aborto en la recia comunidad castellana el vicepresidente de Castilla y León, Juan García Gallardo (Vox) propuso acertadamente una norma muy eficaz para combatir esta lacra, que toda mujer tuviese la posibilidad escuchar el latido del hijo de sus entrañas.
Es evidente que cualquier madre no puede quedar indiferente escuchando el palpitar del bebé que viene en camino. Pues eso parece inadmisible a los que consideran que quitar la vida a un inocente indefenso es un derecho.
Nos las prometíamos muy felices con la medida aprobada por el ejecutivo castellano-leonés, pero lamentablemente el PP reculó nuevamente ante la dictadura de lo políticamente correcto, de la que forma parte, principalmente por la furiosa reacción de toda la progresía y de los medios más poderosos de España, Cope, entre ellos.
Bien es cierto que los obispos de Castilla y León han sacado una nota recordando en general que la Iglesia es firme en la condena el aborto, faltaría más, pero sin mojarse en la polémica ni apoyar la medida concreta de escuchar el latido. Prefieren ponerse de perfil en un tema importante a que los acusen de apoyar una postura de Vox.
Javier Navascúes (ÑTV España)