«Hace unos días viajó en el séquito gubernativo para estar presente en la toma de posesión del corrompido Lula Da Silva y volvió a hacer el ridículo porque ser ministra le cae muy grande»
La ministra mamerta y vicepresidenta segunda del Gobierno socialcomunista no es capaz de dar los datos sobre los fijos discontinuos que hay en España. No los tiene Hacienda, carece de ellos el Instituto Nacional de Estadística y tampoco los tiene el Ministerio de Empleo.
¿Qué cachondeo de Gobierno es éste, que perdió 30.000 personas en la contabilidad de fallecidos por la covid-19 y acaba de perder millón y medio de fijos discontinuos? No creo que al Gobierno le interese conocer esos datos; al fin y a la postre son millón y medio de parados más que no contabilizan en las listas del paro y que ellos han creado, pero que no cobran cuando no están operativos. Es una de las trampas de contabilidad de las muchas que oculta el Gobierno del mentiroso, felón y trapacero, Pedro Sánchez, alias «doctor cum fraude».
Doña Yolanda Díaz, ministra y vicepresidenta segunda, no es la misma que «Yoli» la comunista de Comisiones Obreras. Vean, vean las fotos que existen en la red: no viste igual la Yoli que doña Yolanda. Pasó de sindicalista a pija emperifollada en el mismo tiempo que canta el gallo tres veces o en el tiempo que tardó Saulo en caer del Caballo cuando iba camino de Damasco. Se ha convertido en la risión del espectador, en la mofa del ciudadano serio y en la pelota que bota ante los desenfrenados socialistas que la trampean.
Un simple ejemplo: hace unos días viajó en el séquito gubernamental a Brasil, para estar presente en la toma de posesión del corrompido Lula Da Silva y volvió a hacer el ridículo porque ser ministra le cae muy grande. La comunista es tan chapucera como lo es la ministra de Hacienda, incapaz de controlar impulsos y lo mismo aturulla a besos al primero que pilla como le da de tortas a mano abierta.
Volviendo al saludo a Lula Da Silva, mientras el Rey demostró un saber estar protocolario, seriedad y digna representación, Yolanda Díaz actuó como «la Yoli»: besuqueaba a cuantos se acercaban a ella con una actitud gallinácea, festivalera y como si estuviera en los Sanfermines desenfrenados. No sabe estar y por eso es un peligro enviarle como representante del Gobierno español. Actuó como la mamerta que es, sin más.
Jesús Salamanca Alonso ( ÑTV España )