Llegar a viejo tiene muchas ventajas y entre ellas una fundamental: el conocimiento de la realidad de la vida, que incluye el de los hombres y permite el mundo desde un altísimo pináculo que lo domina. Por eso, los nonagenarios un poco viajados lo vemos todo con una sonrisa un tanto socarrona.
¿Cómo no te vas a tomar a guasa la pasión por la LIBERTAD que exhibían aquellos apóstoles de la libertad que llenaban los periódicos durante el llamado “franquismo” con sus ansias y anhelos de Democracia porque no podían soportar el envidiable vivir de entonces cuando hacíamos lo que nos daba sin nada que temer —salvo “los chorizos” del momento y, sobre todo, quienes “aspiraban a serlo”: o sea, quienes nos gobiernan ahora?
Cada día quedan menos de los que leyeron aquellos artículos ponderando las delicias de la libertad que nos iban a traer y que, como comprueba todo el que no sea imbécil, consiste en sacar leyes hasta para ir al retrete… porque “su LIBERTAD” consiste en que nadie pueda hacer lo que le apetece.
A las nuevas generaciones las han idiotizado sus educadores “demócratas” y “liberales”, ignorantes de lo que es un don de Dios adherido a la inteligencia, parte esencial de la naturaleza humana y confundirla con eso que llaman “poder votar”…
En pura lógica deberíamos reconocer que en el mundo no hubo libertad hasta que alguien inventó eso llamado “urnas”, cuyo verdadero uso definió perfectamente José Antonio Primo de Rivera… ¡aquel hombre enamorado de la libertad, que sí sabía lo que es, y cómo conseguirla!, y cuya “sabiduría” no pudieron digerir las derechas ni las izquierdas y por la que fue asesinado por unos canallas cabrones y marxistas socialistas.
En Cataluña teníamos a un abogado famoso — sumo pontífice de la ciencia democrática– que sermoneaba desde los medios de comunicación. Valdría la pena cotejar la realidad de hoy con las delicias de la democracia anunciadas. Sería una forma excelente de abrir los ojos de tanto engañado y una manera de convencerles de que los “apóstoles de la Libertad” suelen ser cínicos redomados obsesos por hacernos pensar a todos como ellos quieren y por llegar al poder para esclavizarnos.
Tiene gracia por arrobas que nos llamen “reaccionarios” a quienes nunca han podido engañar. Esta verdad aprendida por algunos aprendimos siendo adolescentes, con los años la entienden hasta los tontos, pues la sabiduría abunda entre los viejos aunque no hayan nacido superdotados en inteligencia. Los pueblos — mientras no degeneren a manos de los políticos–, eso lo llevan en la sangre como lo demuestra el hecho de que incluso los pueblos más primitivos han respetado a los ancianos y los han elegido como consejeros de la comunidad.
¿Cuál es el origen del “Senado” y por qué se le denomina así? Antes, cuando en el bachillerato se estudiaba latín y griego,–como en mi tiempo– cualquiera conocía la respuesta. Me gustaría saber si los bachilleres de hoy la conocen.
Considero importante hablar del cinismo de los apóstoles de la Libertad porque los periodistas y los intelectuales que intentan informar al pueblo no hablan nunca –o al menos yo no le veo—de un tema de vital importancia para evitar la esclavitud de las naciones.
Poner los puntos sobre las íes a los conceptos hoy popularizados en relación a la casi divinidad de la Democracia o sobre la misma Libertad es un tema tabú. Es una complejo que no logro entender. Un hombre que verdaderamente se siente libre no puede ser víctima de un complejo semejante pues si es su víctima demuestra ya que no lo es.
Es la única explicación que le veo a la cobardía de tantos escritos que cacarea su independencia y luego tiene temas “tabú” a los que es incapaz de enfrentarse como es desenmascarar a los cínicos apóstoles de la libertad y son ovejas dentro de los partidos políticos.
Esta realidad la pueden comprobar por los frutos, especialmente por el más dañino de todos: ver al pueblo español amodorrado e incapaz de reaccionar ante quienes lo esclavizan
Las generaciones futuras –sobre todo las del siglo XXII—cuando ya lo que hemos vivido desde hace noventa años este sedimentado—no lograrán entender la estupidez que permitió la irracionalidad de los españoles en ese período de la Historia.
Confío en que la irracionalidad de las generaciones que hemos sido actores en él, pase a mejor vida con la desaparición de los últimos miembros de las generaciones actuales, y pueblen España ciudadanos normales y verdaderamente racionales.
Mientras llegue ese día lo aconsejable es hacer todo lo posible por anular las causas del desastre desenmascarando a los embusteros predicadores de la Democracia y la Libertad explicando bien la esencia de las mismas. Es la única manera de impedir su tiranía y que nos dejen ir a nuestro aire.
Gil de la Pisa Antolín (ÑTV España)