Un viejo sabio de pueblo me dijo que no echaba de menos nada de todo lo que desconocía porque cada vez que escuchaba a un periodista o un político no aprendía nada de ellos y yo le conté en cuento de “Las edades del hombre”

La antropología y la historia citan La Edad Antigua, la Edad Media, la Edad Moderna y la Edad Contemporánea, pero hasta ahora ningún historiador, científico o simplemente filosofo había señalado como un periodo importante “La Edad Estúpida” del ser humano, que coincide con el tiempo que vivimos.

Las razones por las cuales los investigadores hasta ahora no habían reparado en ese ciclo histórico, tienen que ver con la democratización del pensamiento insensato que se ha ido abriendo paso con el reconocimiento del derecho de todo hombre o mujer a decir gilipolleces y poder defenderlas en público en espacios de comunicación de masas financiados por el Estado para garantizar la igualdad de oportunidades.

Esta decisión que aboga por democratizar la simpleza del pensamiento iguala a la baja el valor intelectual del inteligente y el necio, del estudioso y el vago, del escritor y del ágrafo o del pensador y el papagayo.

Cualquier reflexión que aspire a ser mínimamente respetada debe basarse en situaciones concretas y dados constatables, y para no coinvertir la casuística en interminable marcaré los límites de mi reflexión en dos ámbitos en peligroso declive: la política y el periodismo.

Ambas disciplinas han acogido en sus filas a ciudadanos procedentes de múltiples sectores de la sociedad, pero con gran peso grupal entre los que los que La Internacional identifica como “parias de la tierra y famélica legión”

 En estos últimos años, la política y el periodismo han sido el refugio de la morralla famélica que se han aliado para luchar contra la inteligencia y devaluar cualquier norma social que exija unos estándares mínimos de respeto a las normas de la democracia, a las leyes y la división de poderes

En los momentos históricos en los que el cuarto poder se la mama al gobierno  (no hablo de felación   porque algunos de los aludidos  desconocen su significado )  la única esperanza que nos queda es leer las crónicas internacionales de los periódicos porque cuando la política y el periodismo se hacen demasiado amiguetes, acaban siendo cómplices de un delito contra la democracia-

Diego Armario

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Humanidad,

Última Actualización: 04/07/2023

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