Vamos sin frenos hacia no sé dónde pero es posible que por allí esté el abismo.

Algunos de los que se alegran no se dan cuenta de que la hostia se la van a dar ellos también porque esto no es cuestión de filias o fobias, ideología o borrachera de poder Es una epidemia de miopía que ha inhabilitado a un montón de gente que canta himnos de guerra mientras camina al son de las consignas de la sectarios a los que tiene obnuvilados con la misión de luchar contra un muerto que sólo es puto polvo.

La historia nos recuerda a los líderes que ganaron batallas, sometieron a sus enemigos, descubrieron tierras y se coronaron emperadores. Algunos fueron unos hijos de mala madre que acabaron pagando sus excesos cuando los venció otro tipo peor pero eso sucedía en tiempos bárbaros, sin reglas de convivencia ni respeto a los ciudadanos.

Durante las últimas décadas hemos sido una nación respetada entre las democracias europeas, y la alternancia en el poder se ha producido en favor de la fuerza más votada después de las elecciones… hasta que llegó el Comandante y, mandó parar.

Hoy el liderazgo se dirime dividiendo al país y asociándose con una cierta chusma política de delincuentes no arrepentidos , golpistas recalcitrantes y oportunistas de saldo

A nadie se le pide formación, dignidad y coherencia y menos aún sentido de estado. Basta con bajarse al moro, tocado con una gorra de la camorra italiana y enviar a sus empleados a negociar un trozo menos de soberania con la cuchipandi.

Como diría un intelectual de la tauromaquia » Hav gente pa tó» y en España mucho más.

Diego Armario

Categorizado en:

Política,

Última Actualización: 13/06/2024

Etiquetado en: