Desde hace aproximadamente un siglo algo está fallando en la teoría de Darwin sobre la evolución de la especie. Su tesis sostiene que las especies han evolucionado a partir de un antepasado común mediante un proceso de selección natural y eso significa que el progreso individual y generacional lo marcan los logros de los mejores.
Los hay más listos y avispados, pero la teoría del científico británico se derrumba en España con el advenimiento político de Podemos. Sumar, Más Madrid y demás confluencias atomizadas de la izquierda tradicional, tras la práctica desaparición del PCE.
No he citado en el ámbito de la izquierda al Partido de Pedro Sánchez porque no tiene nada que ver con el PSOE de la transición política de la dictadura a la democracia, la lealtad constitucional o el consenso democrático en los asuntos de Estado.
Hoy el líder en la sombra de Podemos es un tabernero hortera y machirulo que como Ceacescu ha elegido a su mujer como supuesto número uno de un partido a la fuga. Coinciden en odiarse mutuamente y actúan como corresponde a estos tiempos en los que no se conoce a un solo político que haya tenido alguna vez en su vida un trabajo privado al margen de las instituciones públicas porque todos los sueldos que han cobrado en su vida han salido de nuestros impuestos.
Hubo un tiempo en que los diputados o senadores provenían de la abogacía, la enseñanza, la medicina, la universidad, o de algún oficio en el que trabajaron, pero hoy hemos tirado por tierra la teoría del servicio publico para transmutarlo por la condición de un oficio remunerado para gente que vive de los presupuestos sin aportar nada a cambio.
Perdónenme por el estrambote final, pero recuerdo que en los primeros años de la democracia los diputados se pagaban de su bolsillo la farlopa y… las señoras putas.
Diego Armario.