El Partido Popular ha logrado su quinta mayoría absoluta en Galicia. Estas elecciones tenían, además, un valor añadido por distintos motivos. El primero de ellos es que Alfonso Rueda, sucesor de Alberto Núñez Feijóo en la presidencia de la Xunta, debía poner a prueba su liderazgo y ser revalidado en las urnas.
La campaña fue anómala y los populares cometieron errores no forzados cuyo alcance resultaba imprevisible. Sin embargo, el resultado de cuarenta escaños ratifica la fortaleza del PP en los territorios y consolida a un candidato que a partir de ahora gobernará por méritos propios.
Pero, además, a nadie se le oculta que estas elecciones tenían un innegable alcance a nivel nacional, como prueba el interés que todos los partidos y los medios de comunicación han prestado a la campaña gallega.
Era obvio que las formaciones que salieran mal paradas intentarían reducir la relevancia de lo sucedido. Sin embargo, la intensidad de las últimas semanas y el protagonismo que han reclamado figuras principales de todos los partidos demostraban que era mucho lo que se ponía en juego en la jornada electoral de ayer.
Después de las elecciones autonómicas de mayo y de las generales de julio, los comicios de Galicia estaban llamados a ser los que determinaran el rumbo del nuevo ciclo político.
Las urnas han emitido un dictado que da poco lugar a equívocos.
ABC